Cuadro 6

L a   v e r d a d   e m p i e z a   a   b r o t a r

 
  Ejemplo

Salvo Eliseo Gil, que lo lleva pidiendo desde un principio, los que acusan de falsedad, la Diputación Foral de Álava y la Universidad del País Vasco, no quieren que se hagan los análisis científicos que aclaren cuándo se grabaron los grafitos, si reciente o antiguamente, ni que se hagan excavaciones supervisadas para ver si ahora en los mismos lugares aparecen o no más grafitos. El Juzgado tampoco ha atendido las peticiones de efectuar dichas investigaciones.

Pero, sin análisis ni excavaciones, a pesar de todo ha aparecido una evidencia en el propio yacimiento de Iruña-Veleia. No es una prueba que ponga fecha a los grafitos, pero es elocuente: es una evidencia física, palpable, que desautoriza radicalmente un argumento esgrimido por Joaquín Gorrochategui. Su informe fue el primero que declaró falsos los grafitos, como se ve en el cuadro 1.

Argumentaba que "resulta muy poco comprensible que el nombre de la ciudad, Veleia, que ya incluso en ciertas fuentes latinas tardías ... aparece con B- ... , aparezca siempre en los óstraca vascos escrito con V". Y después pontificaba que aunque no hubiera argumentos para atribuir falsedad a todos los grafitos, "con solo tener seguridad absoluta para uno de ellos, se derrumbaría todo el trabajo..."

Como se ve en el cuadro 5, en 2009 el equipo arqueológico de la Universidad dirigido por Julio Núñez, se hizo con la dirección del yacimiento tras la expulsión de Eliseo Gil e Idoia Filloy. Y he aquí que su equipo encontró en 2012 un ara de época romana (la de la imagen) en la que aparece el nombre de la ciudad escrito Veleia, con V.

El ara es una evidencia; por mucho que diga su informe, el nombre de la ciudad en época romana era Veleia con V, lo que demuestra que los grafitos en los que aparece la palabra Veleia están bien escritos, y los argumentos de Joaquín Gorrochategui pierden todo su valor. El ara invalida su informe, porque, según sus propias palabras, ante esta prueba, "al tener seguridad absoluta de que ha cometido un error, se derrumba todo el trabajo".

Lo más sorprendente del caso es que uno de los firmantes de la presentación del hallazgo de ese ara es nada menos que el propio Joaquín Gorrochategui, que no menciona ni mucho menos corrige su error en el informe para la llamada Comisión Científica Asesora.